CÓMO DECIR NO Y MORIR EN EL INTENTO

¿Cuándo dices NO la gente interpreta SÍ? ¿Insisten e insisten hasta que das tu brazo a torcer? Para reforzar este honorable y sacrificado papel al que estás tan acostumbrado hemos recopilado para ti una serie de consejos a los que te será imposible negarte.

Te damos las claves para sucumbir siempre a los deseos de los demás y no darles un “no” nunca por respuesta.

Tus mayores enemigos

Antes de todo advertirte sobre aquélla a quien llaman asertividad, en resumidas cuentas, tu peor enemigo. Podrás reconocerla por ir disfrazada con un vestido de comunicación clara, armada de un fuerte convencimiento de que cada persona tiene sus derechos que debe defender para preservar su cuidado y amor hacia sí mismo. Así que mejor aléjate de ella y fíjate en las numerosas ventajas que te ofrece la pasividad. No tiene precio dejar las decisiones importantes en manos de los demás. En este caso la reconocerás por callar y transigirsiempre en favor de los demás.

Para los que no os sintáis cómodos con la pasividad, os presentamos a la agresividad. Ella, aunque presume de lo contrario, tampoco sabe decir NO, más bien intimida al otro de forma agresiva y hostil. Así que puede convertirse en un genial remedio para alejar a las personas de nuestro entorno.

Tus mejores compañeros

Para ir perfeccionando nuestras habilidades tenemos que prestar mucha atención a nuestros pensamientos favoritos de hoy y así continuar fracasando estrepitosamente en nuestras negaciones:

1. El catastrofismo.

Se caracteriza por exagerar las consecuencias negativas de una situación. No se lleva nada bien ni con el optimismo ni con las valoraciones realistas: estáis avisados. Así que concentraos y pensad en los siguientes términos: “Si no acepto, me va a abandonar y me quedaré solo”, “Si me niego voy a hacer que se sienta fatal… (seguro que no lo supera, imposible que tenga recursos para afrontar mi terrible NO)”.

2. La racionalización.

Este pensamiento está altamente especializado en convertir en minúsculos o invisibles los deseos y preferencias de uno mismo para realzar los de nuestro interlocutor. “En realidad no me está pidiendo tanto, no me apetece, pero seguro que no me cuesta demasiado hacerlo”.

3. Las exigencias. 

Nuestra arma de doble filo, ya que tiene la ventaja de que la podemos usar para flagelarnos a nosotros mismos o bien dirigirla hacia los demás. “A la familia no se le puede negar nada”, “Un buen amigo no puede decir nunca un NO”, o bien “¿Cómo se atreve a pedirme tal cosa? Ya debería saber lo que no me apetece…”

4. Estos pensamientos irracionales que tanto nos gustan combinan estupendamente con las excusas poco creíbles.

Cuando utilizamos este recurso invitamos al otro a encontrar un contraargumento o solución al problema inventado, así podemos vernos envueltos en una dilatada conversación en la que surgirán mil y una oportunidades para poder manteneros alejados del maldito NO. Encima si tenemos la suerte de pensar una mala excusa los demás pueden empezar a desconfiar de nosotros o a perdernos el tan sobrevalorado respeto.

¿Te animas?

Si después de leerte toda esta información tomas la determinación de empezar a decir NO, y que la gente entienda NO sin dar tu brazo a torcer, te animamos a que empieces por llevarnos la contraría diciendo NO a todos nuestros consejos.

 

Albert Roig Tor
Psicólogo. Col. núm 17308
Amalia Gordóvil Merino
Psicóloga. Col. núm. 20177

 

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