¿CÓMO AYUDAR A TU HIJO EN LA VUELTA AL COLE?

La vuelta al cole es un reto para alumnos y familias

Como cada septiembre se inicia una nueva etapa para muchas personas, sobretodo para los más pequeños. Escuchamos año tras año los mismos spots publicitarios y las librerías empiezan a estar llenas de padres y madres con lista de libros y material para comprar, y es que en septiembre tenemos… ¡la vuelta al cole!

Los inicios de curso se parecen a los inicios de año. Son días en los que se respira ilusión, hay motivación y nuevos propósitos para la nueva etapa que empieza, aunque también nervios y miedo por lo que está por venir. Se compra mochila nueva, estuche, libretas, etc. Todo está por estrenar, huele a nuevo y siempre existe la intención de conservarlo así todo el año, pero todos sabemos que nunca terminan como han empezado. Lo mismo pasa con los propósitos.

La importancia de la familia

A menudo no solo es el alumno el que se plantea cómo será el año escolar que empieza sino también las familias, los padres y madres que tienen el recuerdo de como terminó el año pasado y de las cosas que quieren que se mejoren este año. Porque sí, aunque la familia no va a la escuela, forma parte del proceso de escolarización de su hijo y está implicada en el desarrollo académico casi como el propio alumno. Sufre cuando hay algún examen, cuando no se organiza, cuando los deberes quedan para el último minuto, etc.

En la escuela se aprende mucho contenido que raramente se recuerda en la posteridad. También en el cole se aprenden hábitos y actitudes que sí perduran en el tiempo. Estos nos ayudan posteriormente en nuestra vida adulta. Hablo de, por ejemplo, ser responsables, tener una buena motivación y constancia, planificar las tareas y saber compaginarlas con las aficiones, saber buscar soluciones cuando tenemos un problema o duda, saber argumentar y razonar con otras personas o con los profesores los propios puntos de vista, etc.

Estos hábitos forman parte del desarrollo del chico/a y son un proceso de aprendizaje. En este sentido la familia puede ayudar a que los aprenda y los aplique en su vida cotidiana. Si forman parte de su día a día, de la rutina de la familia, de una actitud incorporada en sus hábitos, lo va a aplicar también en los aspectos de aprendizaje.

No me pidas el cielo

Ahora bien, tenemos que ser realistas con lo que le pedimos a nuestro hijo/a. Los propósitos deben de ser factibles, que supongan un pequeño aprendizaje respecto el año pasado aunque no consigan la perfección. Debemos tener en cuenta que esto forma parte de un aprendizaje, con lo que esto conlleva: que irá aprendiendo poco a poco, a veces cometerá errores, alguna vez no lo va a realizar. Pero se tiene que ser constante, paciente y nosotros como padres también debemos actuar como modelo de los hábitos que queremos que aprenda y desarrolle.

Esto implica que los adultos olvidemos frases del tipo: “parezco un loro”, “ya te lo he dicho mil veces”, “no entiendo que no lo hagas tal y como te lo he dicho”,… Debemos tener en cuenta que los niños/as no son como los adultos: necesitan más tiempo para interiorizar los aprendizajes. Así que lo mejor es que nosotros nos mentalicemos que necesitamos paciencia y adaptarnos a sus tiempos.

Padres, predicad con el ejemplo

Éste es un aspecto importante a tener en cuenta. Será más difícil que aprenda si nosotros le pedimos que haga una cosa que nosotros no hacemos. Aunque no se diga, es una contradicción pedir que se haga una cosa que nosotros no realizamos. Aprenderlo desde la imitación y la visualización de cómo los otros lo llevan a cabo es más sencillo que hacerlo uno mismo por sí solo. Observar cómo alguien lo lleva a la práctica, las herramientas que utiliza, los beneficios que le aporta. Siempre se tiene que tener presente lo dicho al inicio: si lleva muchos años sin hacerlo, ahora no lo hará de repente. Se trata de aprender, y por eso necesitamos que toda la familia se implique como lo hace con los aspectos de contenido.

Ser constante, tener objetivos claros de lo que queremos conseguir, predicar con el ejemplo y observar las pequeñas evoluciones que va desarrollando el alumno y la familia, ayudarán en su proceso de aprendizaje, tanto en el área de contenidos como en los hábitos que también son requeridos.

 

María Costa Bosch

Psicóloga especialista en Aprendizajes

Col. núm 17280

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